Acá te compartimos su Carta Apostólica: ROSARIUM VIRGINIS MARIAE, del año 2002 en la cual nos invita y nos anima a rezar el Rosario en forma meditada para así conocer y sentir más de cerca los momentos de la vida de nuestro Señor Jesucristo. Que no sea de memoria, que sea más una conversación con el Señor, acompañados de la mano de nuestra Virgen María.
Si estás en grupo pueden hacer una pequeña reflexión antes de cada misterio, si estás solo y no te animas a rezar por tu cuenta, te comparto acá estos archivos MP3 que contienes el rezo del Rosario en voz de Juan Pablo II y con reflexiones de los Oblatos.
Descarga los archivos en este enlace: Reza el Rosario con Juan Pablo II _ MP3
CARTA APOSTÓLICA
ROSARIUM VIRGINIS MARIAE
DEL SUMO PONTÍFICE
JUAN PABLO II
AL EPISCOPADO, AL CLERO
Y A LOS FIELES
SOBRE EL SANTO ROSARIO
INTRODUCCIÓN
1. El Rosario de la Virgen María, difundido gradualmente en el segundo Milenio bajo el soplo del Espíritu de Dios, es una oración apreciada por numerosos Santos y fomentada por el Magisterio. En su sencillez y profundidad, sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad. Se encuadra bien en el camino espiritual de un cristianismo que, después de dos mil años, no ha perdido nada de la novedad de los orígenes, y se siente empujado por el Espíritu de Dios a «remar mar adentro» (duc in altum!), para anunciar, más aún, 'proclamar' a Cristo al mundo como Señor y Salvador, «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn14, 6), el «fin de la historia humana, el punto en el que convergen los deseos de la historia y de la civilización».
El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio. En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor...
... Proclamo, por tanto, el año que va de este octubre a octubre de 2003 Año del Rosario... El Rosario, comprendido en su pleno significado, conduce al corazón mismo de la vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda espiritual y pedagógica, para la contemplación personal, la formación del Pueblo de Dios y la nueva evangelización.
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