El silencio es la condición ambiental que mejor favorece el recogimiento, la escucha de Dios y la meditación. En el pasado se construyeron muchos monasterios, los cuales combinan dos elementos muy importantes para la vida contemplativa:
1. La belleza de la creación que remite a la belleza del creador, y
2. El silencio, lejanía de las ciudades.
Muchos santos nos dan ejemplo de oración y recogimiento, sin olvidar a la Virgen María, que nos enseña a amar en el silencio y la oración, para favorecer el progreso espiritual mediante la escucha de la voz divina en lo profundo del alma.
¡Dios habla en el silencio, pero es necesario saberlo escuchar!
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